Esta mañana me he levantado escuchando en los medios de comunicación las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Dª Esperanza Aguirre, quien cree necesario replantearse la existencia del TC, al hilo de su no conformidad con la Sentencia del Alto Tribunal que autoriza la inscripción de Sortu en el registro de partidos políticos.
Por lo visto hay que entender que no se puede matar al mensajero cada vez que no nos guste una Sentencia dictada por un Tribunal, estamos en un Estado de Derecho y hay que respetar, aunque no estemos conforme, las decisiones judiciales.
La presidenta de la Comunidad de Madrid cree necesario replantearse la existencia del TC, pero posiblemente no se ha parado a pensar que el TC es una pieza fundamental de nuestro sistema democrático y de nuestro Estado de Derecho. Plantea Aguirre eliminar el TC y convertirlo en una Sala del Tribunal Supremo.
Quiero pensar que estas desafortunadas declaraciones son efectuadas desde el resentimiento.
Por el contrario, debemos salvaguardar y fortalecer ahora más que nunca las instituciones democráticas, las cuales deben quedar al margen de confrontaciones políticas. Se puede discrepar de las decisiones de un Tribunal y criticarlas, ya que para eso estamos en una democracia, pero hay que acatarlas.
Todo el mundo es consciente que nuestro sistema judicial es lento y anticuado, pero ello debe solucionarse con profundas reformas que agilicen la justicia, reformas pensadas y desarrolladas por todos los agentes que intervienen en la misma desde abogados, jueces, fiscales, funcionarios, etc.. con el objetivo de dar un mejor servicio al ciudadano y respetando todas las garantías constitucionales. No con parches propuestos por políticos con intereses partidistas que no tienen en cuenta la opinión de los principales intervinientes en el sistema judicial.
Mª Dolores Ortiz (Abogada)