Tenía ganas de volver a escribir sobre esto.
Lamentablemente no puede obviarse que cada vez es mas frecuente ver que el RESPETO falta en los Tribunales.
Algunos jueces no tienen demasiado claro que el RESPETO, como muchas otras cosas en la vida, debe estar presidido por la reciprocidad. ES BIDIRECCIONAL.
No solo debe practicarse el respecto en el Abogado hacia el Tribunal o el Juez.
También se le debe exigir a este el trato con el debido respeto al Abogado.
Cada día nos toca asistir a situaciones verdaderamente bochornosas.
Reconozco que a veces los Abogados podemos ser impertinentes, excesivos en nuestra defensa.
Ello no obsta para que se nos amoneste con decoro, con educación, por quien dirige el proceso. Sin faltar al respeto.
Lamentablemente es casi a diario que soy espectadora directa o indirecta de situaciones de auténtica falta de decoro.
Veo como un Juez abronca, levanta la voz, y trata a la Abogada/o con una especie de paternalismo, de poder de corrección fuera de lugar, delante de su propio cliente, y del resto de personas que forman el Tribunal.
Con una prepotencia inaceptable y menos en los tiempos que vivimos.
Generalmente suelen ser esos jueces que luego se prodigan en foros, congresos y demás eventos de lucimiento personal en los que se les llena la boca alabando nuestro trabajo.
Los jueces olvidan que los Abogados somos profesionales.
Que ésta es nuestra profesión y que nuestra profesión es un medio para ganarnos la vida, para subsistir.
Y este es un punto importante. Muy importante.
Porque ese descrédito, esa falta de respeto delante de nuestro cliente, quien nos paga, del que dependemos para comer cada mes y no de un sueldo fijo que hagamos lo que hagamos nos lo van a retribuir.
Y esta es como he comentado una cuestión importante. Muy importante.
La falta de respeto hacia nosotros no queda reducida a ese ámbito personal.
Trasciende y perjudica nuestro trabajo.
El cliente es un ciudadano que en la mayoría de las ocasiones conoce muy poco cómo funciona una vista en una sala, y menos aún el rigor técnico de las normas que sirven de base.
Pero acude allí con el problema de su vida, y es lícito que necesite que su abogado diga una determinada frase, o intente plasmar un determinado argumento que considera de vital importancia.
El cliente no entiende el juego de la sala de vistas. Las normas.
El cliente se queda con la impresión de que su Abogado no sabe hacer su trabajo.
Y por último, en los juzgados, y no solo en la sala de vistas, si no en la oficina judicial el respeto no es una cuestión meramente cívica y de falta de educación o consideración.
Esa falta de respeto también perjudica nuestra profesión, nuestro modo de vida.
Los abogados vivimos de nuestros clientes. No somos funcionarios que tenemos el sueldo asegurado cada mes. Debería tenerse presente.
Y he mencionado la oficina judicial. El trato que recibimos cada día por los empleados de la oficina judicial merece mención aparte. Y ríos de tinta. En otro momento lo abordaremos.