No son pocas las veces que hemos oído en nuestros despachos frases como “… no hay justicia, la justicia no existe…yo ya no confío en la justicia..”
La sociedad manifiesta un sentimiento de desaliento, de decepción frente a la justicia, a lo que la sociedad percibe como justicia, donde lo que es justo para ellos resulta injusto para el sistema.
Y ahí es donde se entremezclan y confunden tres términos bien diferentes: la legalidad o el derecho, la política y la justicia.
La idea de la justicia es totalmente ajena al sistema de organización de los poderes existentes. Está muy por encima de todo ellos, no forma parte del sistema, sino que es el principio absoluto que debería ser inspirador de todo ello.
La justicia es sinónimo de un trato igualitario, de un trato de reciprocidad, de compensación, a veces de corrección: cuando se habla de justicia reparativa.
El Derecho: las normas legales que rigen una sociedad en un momento determinado tienen que estar justificadas, deben tener su horizonte en ese término absoluto que es la justicia; no pueden ser arbitrarias o fruto del mero capricho, y deben fundarse en criterios éticos comunes. Actuar, juzgar y repartir con justicia. Y estas si pueden llegar a ser injustas, por apartarse de esos principios, por, en muchas ocasiones ser arbitrarias. Pero ello no significa que la justicia no exista.
Y la política: El Estado de derecho en el que se fundamenta nuestra sociedad. Está presidido por relaciones de poder que en la actualidad tienden a ser incompatibles con la ciudadanía y la clase social.
El Estado de Derecho se debería fundamentar en la idea de la justicia. Y por el contrario en el momento actual estamos viviendo una quiebra absoluta entre lo que el Estado dice y lo que hace, sobre todo en términos de política de derechos humanos. Y por tanto apartándose totalmente de la idea inspiradora de todo Estado de Derecho: la justicia.
Y volviendo al principio la justicia existe pero si somos incapaces de conciliarla con la libertad, con el estado de derecho y con el sistema, fracasaremos y fracasaremos en todo.
